Ciclovías inconexas, la  gran conexión ciclista de la CDMX

ciclovías inconexas

El gran sueño ciclista es contar con una ciudad por cuyas arterias viales circulen bicis de forma libre y segura; estas venas serían, por supuesto, las ciclopistas, aunque no siempre contar con cientos o miles de kilómetros de ellas significa mayor seguridad, sobre todo, si existen ciclovías inconexas que brindan poca o nula protección.

Actualmente, en 2024, el Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) presume de haber creado más de 230 km de ciclopistas desde 2019, cantidad que, por supuesto, y de forma sincera, se aplaude y se festeja. Sobre todo, si se toma en cuenta que es la mayor infraestructura ciclista creada desde los anteriores 15 años.

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A mayor kilometraje, ¿mayor seguridad?

Ante lo anterior queda preguntarse, ¿es lo mismo kilometraje que seguridad? La respuesta, por supuesto, es no.

Y es que por más tramos de ciclovías que se construyan, todavía se tiene una deuda con el ciclista si estas son invadidas por otros vehículos o, simple y sencillamente, no llevan a ningún lado.

En el primero de estos casos, no se niega la utilidad de los carriles bus-bici o de prioridad ciclista; el punto malo, es que al ser compartidos con autos particulares o el transporte público, de cierta forma el ciclista sigue expuesto a atropellos. Por ello, es vital contar con barreras físicas como canalizadores, confibicis o cualquier otra señalética que deje en claro el paso y/o preferencia del ciclista.

Sabemos que por ser carriles compartidos es difícil colocar estas barreras; no obstante, donde no pueden faltar es en las ciclopistas permanentes. Contar con ciclovías separadas del tráfico de automóviles es imprescindible para brindar una mayor protección al ciclista, pero también lo es darle mantenimiento a estos carriles exclusivos, desde el constante bacheo hasta la implementación y reposición de dispositivos viales ciclistas, como los ya mencionados.

No obstante, aunque las ciclopistas cuenten con todos estos elementos, hace falta algo de suma importancia, evitar las ciclovías inconexas.

Ciclovías inconexas, el gran reto

Aunque una ciclopista esté bien delimitada por dispositivos y señalizaciones verticales y horizontales, debe ser útil. Pero, “¿cómo se sabe si es útil o no?”, se estarán preguntando.

La respuesta es fácil: cualquier ciclovía debe conectar con diversos puntos de interés y de utilidad, como lo son: estaciones de Metro-Metrobús, hospitales, museos, plazas comerciales, negocios, zonas turísticas, etc. En caso de no conectar con estas zonas, sí debe interconectar con otras ciclopistas que permitan al usuario llegar a ellas.

A fin de cuentas, el objetivo es justo ese: crear ciclovías seguras que protejan al ciclista y le permiten circular por toda la ciudad mediante ellas.

De esta manera, las ciclovías inconexas son el gran reto a vencer, ya que las autoridades en turno deben hacer lo posible por conectar unas con otras y formar así una red integrada. Es decir, no tiene caso contar con una o 10 ciclopistas confinadas que no se conectan entre ellas o, peor aún, si al término de uno de estos carriles exclusivos, el ciclista debe conducir varios kilómetros más (incluso hasta otra delegación) para encontrar otra ciclovía.

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Más allá de la ciudad, está la ciudad

Otro error que cometen las autoridades y también muchos de nosotros, es pensar que la CDMX está conformada únicamente por las alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Coyoacán, donde está centralizado la mayor parte del turismo, las zonas de oficinas y sitios de alta afluencia y vivienda como la famosa Colonia Roma y Condesa.

En estas alcaldías se concentran la mayor parte de ciclovías confinadas, así como las interconectadas, que suelen ser las más largas e importantes. Por ejemplo, la ciclopista de Avenida Paseo de la Reforma con la de Floresta-Monterrey-Parque España-Nuevo León y, por supuesto, Insurgentes, la más larga de la capital.

Y aunque algunas de ellas conectan con otras, son con ciclopistas pequeñas, como la de Río Rhin o calle Niza, mientras que otras, también importantes, como la de Avenida Revolución y la de Avenida Horacio, en Polanco, son cercanas pero inconexas.

Ahora, en el otro extremo, si mencionamos la ubicada en Avenida Circunvalación (Iztapalapa), la de Santa Catarina (Tláhuac) o Avenida México (Xochimilco), se tratan de ciclovías inconexas en la CDMX que de ninguna manera ayudan al ciclista a llegar a “la otra CDMX”.

Allí la importancia de la interconexión de los carriles ciclistas entre sí. No solo basta con tener una ciclovía, sino que esta debe ser de utilidad y proporcionar la seguridad necesaria para rodar sobre ella en cualquier parte de la capital, no únicamente como una exclusividad de ciertas zonas.

300 nuevos km a la vista, ¿solución a ciclovías inconexas?

Entre las principales propuestas de movilidad de la futura Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, está la creación de 300 nuevos kilómetros de ciclovías. Asimismo, la implementación del programa Ecobici en cada una de las 16 delegaciones que conforman la capital.

“Rodar en bicicleta dejará de ser un privilegio de los que habitan en las alcaldías céntricas de la ciudad”, comentó Brugada, en referencia a que este kilometraje se realizará en alcaldías que carecen de la infraestructura ciclista necesaria para sus ciudadanos.

Lo anterior, según lo informó en el reciente foro “Movilidad inteligente y sustentable”, donde también dijo que se aumentará de 10 bici estacionamientos a 50 en la metrópoli.

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